Icono del sitio Labazuca

La COVID y el modelo económico que encontró

Ramón Antonio Veras

I.-El destape de un modelo inservible

1.- De los diferentes fenómenos naturales que históricamente han azotado a nuestro país, sin distinguir entre ciclones y terremotos, todos han sido de corta duración; los daños materiales causados resueltos en corto tiempo y las pérdidas humanas, con excepción del ciclón de San Zenón han sido poco numerosas.

2.- Pero la COVID-19, además de la perplejidad, absoluta desorientación y el asombro, ha causado y sigue generando muertes, imponiendo desasosiego y permanente incertidumbre. Además de que ha hecho posible conocer las debilidades, las lacras, lo infuncional e injusto que es el orden económico y social predominante en nuestro país.

3.- Los pueblos se alimentan de realidades; asimilan con facilidad las situaciones que se les presentan; de un evento enriquecen sus conocimientos. A veces, un suceso hace posible que mujeres y hombres que habían permanecido alelado de un momento a otro cambian a ser avispados, muy agudos.

4.- Es una verdad irrefutable que lo que se llama pueblo dominicano, ha sido víctima de las maquinaciones de los negociantes de la política, que se confabulan para por medio de tretas y diferentes trapisondas para engañarlo. Los embaucadores de la politiquería han sacado la gran ventaja a la buena fe de los sectores más oprimidos de nuestro país.

5.- Por la corta duración de los huracanes y sismos y los limitados daños que han causado, los defensores y representantes del statu quo, les dan solución rápida y sin gran inversión de recursos económicos, por lo que el sistema seguía funcionando con la normalidad acostumbrada.
6.- Pero la situación que se ha presentado con la COVID-19, es diferente, porque esta vino a desnudar y permitir que se viera con toda crudeza la porquería; las inmundicias que encierran el caduco modelo económico que padece la mayoría del pueblo dominicano.

7.- La COVID, ha hecho posible que nos demos cuenta que estamos viviendo bajo un orden que descansa en la desigualdad, la cual ha dejado ver necesidades, pordioseros y menesterosos de todas clases, que hasta los programas sociales de gobierno han resultado insuficientes.

8.- La terrible, insoportable y desconocida COVID-19, ha dejado ver cuántos y cuántos dominicanos y dominicanas son víctimas del modelo establecido que no garantiza la salud pública. Miles y miles de marginados sociales están dando pena para hacerse la prueba y determinar si están contaminados por el virus. Los desposeídos de aquí no saben cuándo serán las nuevas víctimas de la pandemia.

9.- Tenía que llegar la COVID-19, para que nos diéramos cuenta que estamos llevando una vida bajo un sistema incapaz de garantizarle la subsistencia, la comida a millones de nuestros compatriotas hambrientos, que no son otros que los muertos de hambre que ahora, en horas de la noche, reciben en la puerta de sus casuchas, una funda con algo de comida.

10.- Los oprimidos por el sistema siempre han estado ahí, pero tenía que venir una desgracia como la COVID-19 para que le quitara el velo que cubre el presente modelo económico que ha enseñado toda la suciedad que apesta y la cochinada que predomina en los barrios marginados y barracones donde habitan millones de los nuestros.

11.- Porque la formación económica que impera aquí les mantiene escondidos, la COVID-19, vino a recordarles a los políticos del sistema que no deben olvidar que hay seres humanos que están ahí, descuidados y abandonados; echados al olvido; condenados al desamor, despreciados y que son ellos los mismos que con sus votos legitiman el sistema que les oprime.

12.- Algo tan despreciable y denigrante como la COVID-19, ha hecho acto de presencia en nuestro medio para enseñarnos que, así como ella es ignominiosa, el modelo bajo el cual hemos permanecido durante largo tiempo, es infame, maligno y corrompido; que ha servido para mantener a miles y miles de nuestros coterráneos en la ignorancia; sin garantía de salud, en el analfabetismo y viviendo como si fuéramos un país de afrentosos.

II.- Eliminar las lacras

13.- Todas las lacras que han salido a flote con la COVID-19 deben ser eliminadas por completo, para que los que en nuestro país son los más, el pueblo, se liberen de vivir apretados y con limitaciones; llenos de penurias y sin alcance para disfrutar de una vida digna en lo material y espiritual. Se impone que la mayoría de la población dominicana salga de la pobretería a que ha estado históricamente condenada.

14.- Porque la fatídica COVID-19 ha descubierto, le ha quitado de encima la sábana que cubre la pobreza que sufre el pueblo dominicano, generada por el modelo en desuso que nos daña, es propicia la ocasión para quitarnos de encima todo lo que represente enfermedades curables, padecimientos de afecciones motivadas por falta de nutrición, así como toda esa patología propia de países atrasados y dependiente que se han quedado en el subdesarrollo.

15.- La COVID-19 debemos de verla como una angustia que llegó y ha servido como amarga experiencia para que el pueblo logre soltarse; quitarse el yugo que representa la forma de vida azarosa que ha llevado para su propio sufrimiento.

16.- Conviene ver la realidad de nuestro país con detenimiento ante las tantas necesidades insatisfechas comprobadas por la presencia de la COVID-19. Se hace impostergable un sacudión de la conciencia dormida de los pobres bajo la influencia de la miseria y la prédica malvada de los ideólogos del sistema social dominante.

17.- La llegada de la COVID-19 ha demostrado que no hay que esperar más tiempo para la eliminación del modelo económico existente; se impone cambiarlo porque solamente así las grandes mayorías nacionales pueden salir del atraso que se encuentran. La transformación de la sociedad dominicana no es una conveniencia, sino una necesidad para aquellos que permanecen bajo estado de opresión material y espiritual.

18.- Al cambiar el modo de producción y con este las relaciones de las clases sociales, se ha de producir una modificación en la superestructura. Sustituir el orden que hoy tiene vigencia en nuestro país, a la luz de la COVID-19 ha de ser obra de las fuerzas motrices interesadas en que el modelo que padecemos desaparezca y dé paso a otro diferente que sirva para hacerle la vida menos pesada al pueblo dominicano.

Por Ramón Antonio Veras
Santiago de los Caballeros, RD

Salir de la versión móvil