En la sociedad dominicana de hoy se están poniendo de manifiesto, al unísono, dos circunstancias que revelan, con bastante claridad, su precario nivel de desarrollo y el influjo que continúan teniendo creencias y conductas desprovistas de rigor científico.
Por un lado, la oposición a la aprobación de las tres causales en las cuales se despenalizaría el Aborto, lo que tiene estancada la impostergable modernización del código penal. De otro, la resistencia de una porción significativa de la población a aplicarse la vacuna contra el covid 19. Ambos absurdos, evidencian lo mucho que nos falta para afirmar que transitamos la ruta de la humanización; del apego a parámetros cónsonos con la lógica, la racionalidad y la mayor conveniencia para las personas implicadas en cada caso.
En lo que respecta al aborto, el asunto se complica por la miopía de políticos que temen asumir lo que quizás les dicten sus conciencias para eludir enfrentar las dogmáticas posiciones defendidas con intransigencia por las iglesias, sin reparar en que el fundamento irrefutable de las tres causales hace tiempo que viene ganando la batalla a sus detractores fanatizados.
Nadie está defendiendo el aborto, como de forma maliciosa se pretende difundir. Al contrario. Se busca reducir las terribles consecuencias derivadas de las condiciones actuales en que se practican las interrupciones de embarazos, sobre todo de nuestras mujeres más empobrecidas. Se enarbola el derecho de toda mujer a optar por su vida cuando la misma corre peligro inminente de obligarla a continuar con su gestación. A no ser madre de quien fue procreado como resultado de una violación. A no culminar un embarazo al tenerse la certeza de que el producto no tiene posibilidad de vivir. Razones tan objetivas, no pueden ser eclipsadas con argumentos subjetivos y míticos.
En cuanto a las vacunas, ¿cómo es posible que a estas alturas del desarrollo científico, habiéndose evitado, e incluso eliminado muchas enfermedades por efecto de las vacunas, ante esta pandemia catastrófica estemos dudando entre si las aceptamos o las rechazamos? Es inconcebible que con opiniones tan avaladas como la de organismos internacionales de salud, prestemos oídos a voces desautorizadas e inventos sobre conspiraciones fabulosas y propósitos aniquilantes de una gran porción de la humanidad.
Confío que estas dos situaciones, con el transcurrir de los días, sean superadas y tengamos la aprobación de las tres causales y un pueblo vacunado para que, pronto, empecemos a recuperar el largo tiempo perdido.
Por Pedro P. Yermenos
