Observé y estudié, la gestión presidencial de las últimas 4 décadas y noté la similitud, el egocentrismo, la publicidad y el narcisismo de políticos de turno y su entorno. Creo justo analizar con ustedes, las particularidades de estos personajes, porque una cosa son ellos, en la confianza íntima y otra en el escenario dónde desarrollan su actividad con el fin de ser la última Coca Cola que puede existir en un desierto de gente pensante y lógica, cómo el que se pretende en este siglo 21 en R.Dominicana.
Mire esto:
Balaguer, Leonel y Danilo ya sabemos lo histriónicos y mediáticos que eran (uno, mayor que otro.)
Pero hay uno, sutil, callado, enfocado en venderse como el más tranquilo, el pendejo como dicen los dominicanos, que tira la piedra y esconde la mano. Sea Ud. el jurado, y dígame si no ve algunos rasgos en todos.
Ellos entienden que se ejerce el poder como una dramatización del presente y no como una de plataforma de decisiones.
Mientras sus críticos hacen catálogo de pifias, llevan la contabilidad de mentiras y advierten el impacto de la irresponsabilidad,
el dramaturgo jefe celebra que sus adversarios se suben al escenario para representar justamente el personaje que ha delineado en su libreto; “esa oposición está desacreditada, y se ríe solo”.
Mientras más acudan los otros a la lógica, más enfatizará esa épica que no se detiene en nimiedades racionales.
El paladín está construyendo la Nueva Patria y no va a detenerse por la tabla de multiplicar, ni votos coyunturales. Por eso una persona histriónica no pasa inadvertida, causan sensación allá por donde vaya.
Brincan charquitos, llevan su silla oro-dorada, o cambian metal de voz fuertemente, “vuelvo y vuelvo”….
Dependen en exceso de experimentar la vivencia de ser importante, pareciendo entonces que pueden tener una sólida autoestima, aunque esto no es así en tanto necesita reafirmarse con sus demandas constantes de atención. Es cómo los niños que se portan mal o que hacen “actuaciones” cantando o bailando con el único fin de atraer la atención de los adultos.
Efectivamente, los histriónicos están obsesionados con llamar la atención, hasta el punto de que se encuentran aburridos cuando están solos y desmoralizados si no consiguen atraer el interés de los demás. Obviamente, están curtidos en estas artes y se las saben arreglar para provocar y conseguir sus intenciones: o bien buscan deliberadamente llamar la atención con sus gestos y forma de vestir seductora, o bien se muestran exagerados en su forma de hablar o en sus historias. Son expertos en la teatralidad, en la manera de convertir un hecho trivial en un acontecimiento enormemente relevante con sus tergiversaciones.
“Inflan” las historias para así ganarse la atención de los demás, imprimiendo también entonaciones teatrales y una manera de relatar los hechos muy afectada. Como es lógico, la vida cotidiana de por sí no tiene los suficientes elementos como para llamar la atención de los interlocutores, por lo que el histriónico se ve obligado a distorsionar las cosas bien en su contenido o bien en la forma de relatarla.
Estos deseos de ser siempre el centro de interés, como si estuvieran en un gran escenario a oscuras con un foco iluminándoles, obedece a un temperamento muy extravertido, exageradamente sociable, con el que intentan satisfacer necesidades afectivas muy arraigadas.
Atraer la atención de los demás les da una “vidilla” que les hace sentirse importantes, porque no sólo quieren ganarse a los otros para que se fijen en ellos, sino que también utilizan sus recursos para inflar su autoestima, de manera que pueden hacer creer a los demás que han hecho cosas meritorias o que conocen a personas famosas, por ejemplo a jefes políticos del mundo y a otros locales trepadores.
Igualmente, una forma de garantizarse el interés de los demás puede ser, en ocasiones, siendo un auténtico “camaleón”, es decir, siendo de diferentes maneras según las personas con las que se interactúa. Por ejemplo, con un aficionado a la música clásica, el histriónico puede mostrarse un apasionado de la ópera e incluso comprarse algún disco para escucharlo en casa; cuando hable con alguien que le gusta el vino hará creer que también es un aficionado a la enología, etc. Esta tendencia “camaleónica” para ser el foco de interés y ganarse a los demás puede llegar al extremo de que la persona ya no sepa claramente cómo es y qué gustos tiene, porque están supeditados a los de los demás; es decir, los histriónicos son individuos egocéntricos e incluso ególatras, pero que esconden también grandes inseguridades y que no tienen su autoestima consolidada.
La necesidad afectiva y de atención que tiene el histriónico oculta también un gran egoísmo en los casos más importantes.
Al histriónico, normalmente, sólo le importa él y está preocupado por sí mismo. Es muy sociable y le encanta estar rodeado de gente, pero para ser el centro de interés y despreocupandose de la vida de los demás. Si alguien está atravesando un mal momento, no tiene gran importancia, salvo que pueda actuar haciéndose “el imprescindible” con esa persona. Suele ser también envidioso con aquellos que intentan eclipsarse y competir con él en su búsqueda de atención.
Los seguidores de esos presidentes lo emulan, quieren parecerse a ellos, contratan medios, gente de imagen, de redes, todo, para lucir en 1ra plana.
¿Es preocupante tener un Presidente afectado de histrionismo?
La psiquiatría norteamericana, que es la que dicta las pautas en estos asuntos, coloca el histrionismo como uno de los múltiples trastornos de la personalidad y lo trata con psicoterapia o con antidepresivos que controlan el flujo de la serotonina. Según los expertos, lo practican personas egoístas que poseen tenues pulsiones amorosas hacia el prójimo.
Pero cómo nadie es perfecto, nos quedamos en cada elección, con el que creemos nos solucionará todo, nos dará empleos y cargos y al final del día, morimos en esa vorágine de decepción. Aceptemos a los otro como son.
Evaluar candidatos de partidos que son de la noche a la mañana los más votados por su bagaje económico, debe mover a suspicacia a los jefes, creo los Miguel Gutiérrez Díaz en todos los partidos, deben escrudiñares mejor, es histriónico, solo coger gente de billete, es mejor tener carrera política y hay muchos así en todos los partidos, histriónico para mi es más histeria. Gracias por leer.
POR JOHNNY SÁNCHEZ
Escudriñarse mejor a esos amigos de presidente. Son delincuentes de cuello blanco