“No juzguéis para que no seáis juzgados”. Porque con el juicio con que juzgáis seréis juzgados, y con la medida con que medís seréis medidos¨. Evangelio según San Mateo capítulo 7 versículos 1-2.
Desde hace muchos años pienso que en la República Dominicana se debe poner un letrero bien grande en las maternidades y aeropuertos que diga lo siguiente: “En este país se prohíbe triunfar”
Esto porque parece estar en nuestra idiosincrasia, probablemente heredado de nuestros antepasados españoles y en una cultura donde existe la glorificación de la pobreza como forma de salvación eterna, prima la idea muy arraigada de que todo aquel que posee bienes materiales debe ser una persona que obtuvo lo que tiene fruto de conductas indebidas de todo tipo o de la explotación del trabajo de sus semejantes.

Y aquí, es tan frecuente señalar a los demás sus inconductas en los medios de comunicación de todo tipo, cuántos son los que se llenan la boca de acusar a otros de “Tener la paja en un ojo olvidando la viga que tienen en el suyo” y son tan reiterados que esto se ha convertido en un deporte nacional.
Verter la hiel que llena sus vientres parece ser su forma de vivir y actuar en su paso por la vida, sin importar a quien se lleven de encuentro.
Son esos medios tradicionales de comunicación, que han amasado fortunas para sus dueños, que tienen como misión el llenar el morbo de un grupo de esta sociedad donde el chisme y la calumnia es parte de su materia prima, y están llenos de personas frustradas que acusan a todo el mundo de ser ladrones, asaltantes de camino o cualquier cosa que se les venga en ganas, sin tener en cuenta la historia de trabajo de muchas familias que hoy son poseedoras de grandes fortunas fruto del crecimiento exponencial de nuestra economía y el trabajo duro de sus integrantes.
Para los ¨tarúpidos¨ (mezcla de tarados con estúpidos) de ciertos programas, que fueron muy populares, pero que hoy en día solo ven doñas de más de 50 años de edad según los estudios de audiencia, todo lo que olió al balaguerismo hace muchos años era corrupción y este olfato ahora se traslada al peledeísmo, como si ellos fueran los herederos de Tomás de Torquemada, aquel torturador castellano famoso por encabezar la inquisición en la España del siglo XV.
Y el problema es que un partido llamado PRM, y un grupo de políticos cobijado debajo de él, ha decidido usar el método de la acusación mendaz y fanática, confabulados con poderes fácticos interesados en destruir a la clase política dominicana, y llama a todo el mundo “Al ladrón, ladrón”, como tituló Joaquín Sabina a una de sus canciones más famosas.
Me dio mucha pena escuchar al Ministro de la Presidencia en el día de ayer, precisamente frente a uno de los ¨Torquemadas¨ dominicanos, defender su honorabilidad, años de trabajo de varias generaciones de su familia, seriedad en le ejecución de un proyecto que ganó en una licitación para una construcción realizada por el estado dominicano y todo lo que usted quiera agregar, porque estaba hablando frente a uno de los especialistas en juzgar a priori a todo el que le dé la gana.
Desde hace mucho tiempo sostengo que la conducta de algunos comunicadores dominicanos aleja la posibilidad de que personas con historia de éxito en el sector privado se acerquen siquiera a activar en la política dominicana, y nos queremos sorprender entonces de que una parte de los integrantes de algunas de las posiciones más importantes en el congreso y las alcaldías, estén ocupadas por personas ligadas al crimen organizado, las bancas de apuesta y el narcotráfico.
- ¿Qué persona decente se va a involucrar en una actividad donde por el rumor público provocado por los nuevos inquisidores dominicanos puede ir a dar con sus huesos a la cárcel?
A nadie le gusta que le llamen ladrón, estafador, delincuente de cuello blanco y otras lindezas de las que están llenos los programas de radio y televisión y ahora las redes sociales de nuestro país.
Pues para eso, lo único que usted tiene que hacer es quedarse en su casa, atender sus negocios, olvidarse de la política, dedicar su tiempo libre a jugar al golf en Casa de Campo o Punta Cana, y otras lindezas que le puede proporcionar la riqueza acumulada por herencia o trabajo propio.
Y eso es probablemente lo que debió hacer Lisandro Macarrulla, si es que no quería escuchar su nombre adjetivado por personas que no conocen su trayectoria, con un calificativo que no quiere escuchar, pero creo se le olvidó el contexto en que se está produciendo esa campaña en los medios de comunicación, especialmente las redes sociales, y lo que está ocurriendo en su entorno, porque lo dijo Jesús hace tantos años que parece ya a las personas se les olvidó: “No juzguéis para que no seáis juzgados”
Nunca he escuchado a Macarrulla llamar ladrón a nadie, pero está rodeado de funcionarios y asesores, y el funge de jefe de gabinete de Luis Abinader, especialistas en ejecutar una campaña de descrédito, atropellos, violaciones a los derechos humanos, abusos y vejaciones, en contra de personas que figuraron en el pasado gobierno como servidores públicos y, que nosotros sepamos, no pueden ser endilgados con el calificativo de ser “ladrones” solo por pertenecer al PLD, que es el objetivo político claro que buscan los casos llevados a la justicia y apoyados por el gobierno del que él forma parte.
Entonces, cuando Jesús dijo: “con la vara que midas, serás medido”, simplemente estaba advirtiendo de que lo mismo que usas en un momento determinado para dar por un hecho acciones pecaminosas de tu prójimo, es muy probable que en el futuro se te aplique la misma regla pues no eres nadie para andar acusando y dictando sentencias, pero como orgulloso pecador al fin, te sientes con derecho de hacerlo.
Tampoco considero que es justo adjetivar a Macarrulla, pero el mismo derecho lo tienen los miembros del PLD y funcionarios del gobierno pasado que han sido vituperados y acusados sin existir, como dicta la regla de la justicia, una sentencia firme dictada por un tribunal, y solo un idiota podría desconocer de la existencia de equipos de chantajistas, orgánicos e inventados, que son pagados desde las esferas oficiales, para acusar de ladrón o lo que sea a cualquiera que ose defender la causa del partido morado.
Lo que hemos visto en los últimos meses en la República Dominicana, es todo lo contrario al fortalecimiento del estado de derecho; atropellos, vejaciones, campañas mediáticas para chantajear la decisión de jueces, sentencias de cárcel anticipadas, shows de televisión transmitidos como su fueran espectáculos, y desde el gobierno solo se escuchan señalamientos y acusaciones, olvidándose de que al PRM solo le cambiaron le cambiaron una letra del PRD y ahí también hay una historia que podemos discutir.
El problema de la Biblia y los que la conocemos, es que encontramos explicaciones en sus páginas de algunos de los problemas más profundos del ser humano, y eso nunca perderá actualidad, ¨no juzguéis para que no seáis juzgados¨ es hoy una advertencia en la República Dominicana, y Lisandro Macarrulla un ejemplo de lo que están teniendo que soportar otros, de lo que nos viene encima si no detenemos el uso de la justicia y las acusaciones como arma política, al final ese método ha fracasado o han fracasado los países donde se ha usado en forma profusa y los ejemplos están ahí a la orden del día.
Claro que a nadie le gusta que le llamen ¨ladrón¨, por supuesto que todos tenemos familias y un nombre que defender, somos muchos los que tenemos detrás muchos años de trabajo y una historia de sacrificios en el sector privado que en un momento decidimos, por voluntad propia y sin necesidad economica ninguna, aportar nuestro conocimiento para lo que creíamos era útil en bien de nuestra sociedad, solo que todos merecemos el mismo respeto y presunción de inocencia hasta que en un tribunal, no en periódicos y programas pagos con presupuesto gubernamental lo decidan.
Hemos visto con sorpresa cómo se atropella desde humildes servidores públicos barrenderos, choferes, empleados de servicios generales, a quienes se les niegan incluso sus prestaciones por ser miembros del PLD y son acusados de ¨ladrones¨, con el silencio cómplice de las autoridades que están en el Palacio Nacional y se supone gobiernan para todos los dominicanos sin importar su bandera política.
Se han callado y usado desde el Palacio Nacional esa peligrosa arma política, en un país donde todos nos conocemos, el PLD tiene dentro de sus filas a millones de dominicanos honrados cuyo único propósito ha sido servir a su patria, lo mismo existe en los otros partidos del sistema con las excepciones que exige la regla, pero todos tenemos ese mismo derecho que exige Macarrulla: que no se le llame ¨ladrón¨ por tener una militancia partidaria.
Y esta campaña contra el PLD esta prohijada y pagada por enormes sumas de dinero desde las agencias de colocación de anuncios del gobierno, de ese gobierno del que usted forma parte señor Macarrulla, y son cajas de resonancia que acusan de ¨ladrón¨ a todo el que se declare simpatizante o adherente orgánico del partido morado a cambio de un pago, y eso es inaceptable en democracia.
Y ese es el problema: “No juzguéis para que no seáis juzgados y con la vara que midas serás medido”
Por Humberto Salazar