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La extinción de los partidos políticos minoritarios

PANAMA.- Los constantes reclamos de la sociedad en contra de la proliferación de pequeños partidos políticos, sin ideología, ni militancia, que solo buscan una tajada del pastel destinado por el Estado para la actividad política. Sumado a la presión internacional exigiendo reformas electorales tendiente hacia una mayor regulación de las organizaciones políticas.

Fueron los dos ingredientes que obligaron al expresidente Danilo Medina, a impulsar la aprobación de ley de partidos y movimientos políticos 33-18, promulgada el 9 de agosto del 2018. En la cual se estableció como requisito para las entidades políticas, obtener un mínimo del uno por ciento (1%) de los votos válidos para conservar el reconocimiento.

Conscientes de que no cumplirían con la nueva ley, los líderes de los partidos minoritarios conformaron el Foro Permanente de Partidos Políticos (FOPPREDOM). Por otro lado, el 12 de octubre del mismo año, nueve partidos minoritarios denunciaron que la Ley de Partidos violaba varios preceptos constitucionales, por lo que depositaron un recurso de inconstitucionalidad.

Trataron de protegerse del creciente rechazo de la población, evidenciado en las pasadas elecciones cuando solo siete partidos de los veinticinco que participaron, lograron superar el porcentaje establecido. De los cuales dos pasaron con notas rasantes, uno con 1.29% y el otro con 1,15%. La pandemia vino a ser la tabla de salvación para los diez y ocho restantes, que no pasaron la prueba.

Muy pocos partidos políticos podrán sostenerse bajo el peso aplastante de la ley de partidos. Los minoritarios solo tienen dos opciones: transformarse para atraer nuevos militantes, o extinguirse. Los que formaron parte de la alianza ganadora que ejerce el poder, tendrán en su contra que, aun formando parte del gobierno no han logrado posiciones para sus dirigentes.

Olvidando que un líder trabaja por una organización política, con la esperanza de que llegue al poder para formar parte del gobierno. Pero, cuando no logra nada, pierde liderazgo porque carece de los medios para ayudar a sus seguidores. No cumplir con las demandas, le provoca una sensación de derrota y cae abrumado sin motivación para continuar trabajando por su partido.

Para los partidos minoritarios aliados, el ejercicio del poder representa un arma de doble filo, por un lado, pueden impulsar el crecimiento y por el otro, perder parte de su militancia. En el segundo caso en vez de avanzar y entrar al círculo de los partidos mayoritarios, salen debilitados e inician el camino de su extinción. Nada ni nadie escapa a la ley universal de crecer o morir.

La experiencia nos enseña que muchos de sus lideres, no implementaran transformaciones. Pues sus partidos son manejados como empresas familiares y seguirán el camino de sus antecesores. Solo hay que observar algunos partidos minoritarios, que por décadas continúan gravitando en el panorama electoral, sin realizar ninguna transformación, en procura de lograr crecimiento.

Sus lideres nunca entendieron, que la sociedad estaba madurando y las redes sociales transformando toda la actividad humana. No adecuaron las organizaciones a los cambios y es por ello, que cada día se acerca más su desaparición. José Enrique Rodó, escritor y político uruguayo decía “Los partidos políticos no mueren de muerte natural; se suicidan”

Por Elías Samuel Rosario Mata

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