SANTO DOMINGO, RD.- Los rostros alegres y efusivos aplausos de balagueristas, perredeistas, peledeistas, perremeistas y sus sanguijuelas, se entienden perfectamente: la partidocracia corrupta obtuvo una victoria de gran envergadura, logrando la impunidad de las fortunas robadas durante los últimos 60 años, con la excepción de los 7 meses de Bosch y los 4 de Caamaño.
Su Congreso, al aprobar la no retroactividad de la ley de extinción de dominio que versa sobre la recuperación de lo robado, impuso un borrón del coño y su padre. Borró las cuentas viejas comprendidas entre 1966 y 2022. Y no sigo para atrás porque Trujillo, su familia y su claque se le confiscaron todas sus propiedades, gran parte de las cuales se la cogieron posteriormente funcionarios, oligarcas y generales.
El regocijo no es solo de la partidocracia. Es también del gran empresariado inescrupuloso que controla el CONEP, de los consorciados de ODEBRECHT, las corporaciones transnacionales, del generalato criminal, las narco-mafias político-sociales y la PC-USAID.
La culpa no es de Antonio Tavera. El se fajó para que no fuera así… hasta que le doblaron el brazo. Si algo de responsabilidad tiene es la de respetar (posiblemente a regañadientes) un orden constitucional, una mayoría congresual, un presidente y una embajada que no merece respeto.
Por Narciso Isa Conde