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Con las primarias del PLD, empieza a definirse el escenario electoral

Miradas a los "triunfos" de la izquierdas de América Latina

La izquierda obsoleta

NEW YORK.- Hay varios aspectos que considerar para tener un panorama claro de hacia dónde se encaminan los partidos que terciaron en las elecciones próximas:

1- Las cantidad de votos computados, equivale al 76% de los 2,062 centros de consultas que se habilitaron para este proceso y estos son los los resultados:

Resultados que arrojan un total 356,913 sufragantes indica que concurrieron menos de ½ millón de personas a esas primarias y eso le envía un mensaje claro a Danilo Medina, porque en la consulta anterior, del año 2019 solo Gonzalo y Leonel obtuvieron 1, 795,954 de votos juntos, de lo cual se desprende que participaron más de 2 millones de votantes en ese año, lo que deja al descubierto la caída de la simpatía del PLD en la ciudadanía.

2- A Pesar de la algarabía de Abel y sus simpatizantes, queda el amargo sabor de entender ante la cruda realidad, que el PLD se está encaminado a ser un partido bisagra, lo cual es un karma, por haber llevado al PRSC a esa condición en los periodos 1996-2000 y 2004-2012, por lo que tendrán que negociar con desventajas con otro partido, para para provocar una segunda vuelta y en ella alcanzar una cuota muy restringida de poder en el Estado.

Por último, aunque es una percepción muy prematura, para los que se han embriagado con el “triunfo” de Abel, el derrumbe del PLD es una catástrofe inevitable y es solo cuestión de tiempo, porque en todos sus gobiernos, Leonel Fernández y Danilo Medina promovieron, practicaron y ejercieron la más descarada corrupción administrativa y política de toda la historia dominicana.

Demás está decir que todos los precandidatos de ese partido, poseen una larga extensión del coxis, la cual es inevitable que sea pisada, sobretodo las de los que sonríen en la foto, risa que está en nebulosa, porque no sabemos si es una burla para el pueblo o la exhibición de una “carita de yo fui”, mientras ostentan fortunas que no resisten una auditoría visual.

Por Tomás Hernández

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