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Elecciones en Brasil

Miradas a los "triunfos" de la izquierdas de América Latina

La izquierda obsoleta

NEW YORK.- El mapa político de América Latina, actualizado debido al triunfo de Luis Ignacio Da Silva “Lula” en Brasil, muestra como los partidos de la izquierda socialista se han apoderado de los gobiernos de México, Honduras, Nicaragua, Venezuela, Colombia, Brasil, Perú, Paraguay, Argentina, Chile y el ejemplo y dignidad de la América hispana, Cuba, “la isla fascinante”.

Este logro de la izquierda en el continente, deja muchas cosas de seria consideración, en medio de esta tendencia que tuvo pocas posibilidades en el siglo pasado y que no fue posible materializar mediante el recurso de las armas.

Entre las consideraciones es necesario observar que estamos hablando de 11 países alineados a la izquierda de los 24 que componen centro América, el cono sur y el Caribe y que de esos países los que tienen mayor extensión territorial Brasil, México, Argentina, Venezuela y Colombia encabezan la lista.

Esa amplia incidencia del “triunfo” izquierdista en América Latina, debería producir la fuerza suficiente para crear la unidad hispano americana que expresó en siglos anteriores Simón Bolívar quien dijo:

“Yo deseo más que otro alguno ver formar en América Latina la más grande Nación del Mundo, menos por su extensión y riquezas que por su libertad y gloria”

O como lo expresó Ernesto Guevara, quien sacrificó su vida en pos de esa unidad de las naciones, de México a la Tierra del Fuego:

“Constituimos una sola raza mestiza que desde México hasta el estrecho de Magallanes presenta notables similitudes etnográficas”

“Pensemos en la unidad indestructible de todo nuestro continente”

Ese anhelo de la unión panamericana se hace más urgente hoy y podría ser la desplazadora de la apéndice infame de ONU, que conocemos como la OEA y crear un bloque político, económico y social, que por solo su existencia deba ser respetado por los explotadores y depredadores de nuestros recursos.

Pero en este análisis no se puede dejar de lado, la histórica falta de unidad de la izquierda, la cual se expresa en los conceptos dispersos y las líneas de posicionamiento en cuanto a ideologías y variantes izquierdistas, la cual ha producido reclamos de unidad, como lo es el grito de Alí Primera en su canción “Dispersos” donde expresa, casi ruega:

“Dispersos los hombros
Dispersos corazones
Las luchas dispersas
Busquemos las razones”

“Porque no unirnos
Y luchamos como hermanos
Por la patria que esta herida
Nuestra patria la que amamos”

“Juntemos nuestros brazos
La patria lo reclama
La lucha es de todo
El que la quiera liberada”

Por otro lado está la cruda realidad de los “triunfos” de la izquierda, los cuales escribo entre comillas, porque en los casos de López Obrador, Petro Urrego, Castillo Terrones, Boric Font, Ángel Fernández y ahora con Da Silva Ferreira ganaron la presidencia, pero carecen del poder del Estado, lo cual es un peso muy específico, con el cual tienen que lidiar para materializar sus propuestas, imposibilitadas en la mayoría de los casos.

Fíjense que el imperialismo no debate ni se opone a que la izquierda esté ganando presidencias de México a Buenos Aires, notase que con los países gobernados por la izquierda que tienen constantes diferencias, ataques, sanciones, bloqueos y denuncias son Cuba, Nicaragua y Venezuela, porque en esos países, el Estado está manos del gobierno revolucionario, por eso son un dolor de cabeza y la piedra en el zapato que les lastima cada vez que dan un paso.

El imperio solo negocia con Estados, los cuales están representados por las oligarquías que responden a sus intereses “democráticos” de explotación y su apego al control geopolítico, de lo cual se desprende la indiferencia del Norte ante los “logros” de la Izquierda en América Latina.

¿Entenderán estos mandatarios, carentes del poder del Estado, la cruda realidad de la oquedad de sus “triunfos”? O repitieran la crudeza de etapas anteriores que Ryszard Kapuscinski, resumió en esta frase:

“La acción une a los hombres. Las ideologías suelen separarlos”

Por Tomás Hernández

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