La RD enfrenta un nuevo desafío migratorio tras recientes ajustes de la política de Estados Unidos hacia Haití
NUEVA YORK.- La suspensión del Estatus de Protección Temporal (TPS) y la restricción la emisión de visas podría empujar a miles de haitianos a buscar refugio en nuestro territorio, elevando tensiones sociales, económicas y políticas que el Estado debe anticipar con realismo y prudencia.
- ¿Qué es el TPS y por qué importa?
El TPS es un mecanismo migratorio de Estados Unidos que permite residir y trabajar temporalmente a ciudadanos de países afectados por conflictos, desastres naturales u otras circunstancias extraordinarias.
Haití ha sido beneficiario desde el terremoto de 2010, lo que facilitó la permanencia legal de cientos de miles de haitianos en territorio estadounidense.
- La suspensión del TPS y su efecto inmediato
Con la expiración del programa, muchos haitianos quedan expuestos a incertidumbre, pérdida de empleo formal y riesgo de deportación.
Si la medida entra en vigor el 3 de febrero de 2026, la presión por encontrar rutas alternativas aumentará, y el país más cercano, por historia y geografía, es la República Dominicana, con una frontera extensa y porosa.
- Prohibición de visas y búsqueda de rutas alternas
La restricción de visas reduce drásticamente la migración regular hacia Estados Unidos, cerrando una válvula de escape tradicional para la crisis haitiana.
Ante ese bloqueo, una parte de la población intentará moverse hacia destinos cercanos, y el cruce irregular se vuelve más probable cuando la desesperación supera la capacidad de control, registro y respuesta del Estado receptor.
- Impacto social: servicios públicos y convivencia
Una entrada masiva eleva la demanda de salud, educación, agua y asistencia social, presionando redes ya limitadas en zonas fronterizas y urbanas.
El hacinamiento, la informalidad y la ausencia de documentación pueden dificultar la integración y aumentar fricciones comunitarias si no se gestiona con reglas claras, presencia institucional y mensajes públicos responsables.
- Impacto económico: empleo, informalidad y presupuesto
La oferta de mano de obra barata puede ampliar la informalidad, deprimir salarios en segmentos vulnerables y aumentar la competencia por empleos de baja remuneración, especialmente en agricultura, construcción y servicios.
A la vez, el Estado podría verse obligado a destinar recursos adicionales para atención básica, reduciendo margen fiscal y afectando la calidad de los servicios locales.
- Riesgos que no deben subestimarse
Un flujo desordenado puede ser explotado por redes criminales dedicadas al tráfico de personas, contrabando, drogas y armas, especialmente en pasos irregulares.
La falta de control sanitario y de identidad eleva riesgos epidemiológicos y dificulta la trazabilidad de quienes ingresan, por lo que se requieren protocolos de registro, vigilancia y coordinación Inter agencial, sin perder el enfoque humanitario.
- Estabilidad política y narrativa pública
La inmigración irregular suele convertirse en combustible de confrontación, y algunos grupos aprovechan el tema para incitar violencia o estigmatización.
Las relaciones dominico-haitianas han sido históricamente complejas; si la crisis se agrava, pueden crecer tensiones diplomáticas y presiones internacionales.
El debate interno debe sostenerse con cabeza fría, datos verificables y respeto a la ley.
- Medidas internas que sí pueden generar resultados
La cooperación internacional ha sido limitada y, en muchos casos, insuficiente para cambiar la realidad de fondo; insistir solo en ese camino luce estéril.
Lo prioritario es hacer cumplir la normativa dominicana: sancionar a quienes empleen ilegales, combatir la trata y exigir la proporcionalidad laboral 80/20, protegiendo el mercado formal y evitando una “encomienda” moderna de explotación.
- Geopolítica y precedentes: cordura y tacto
Las grandes potencias suelen invocar “restablecer el orden” cuando el caos se desborda.
A inicios del siglo XX, Haití fue ocupado por Estados Unidos entre 1915 y 1934, y la República Dominicana entre 1916 y 1924, aunque no de forma simultánea.
Evitar escenarios que faciliten una intervención es un deber estratégico nacional.
En tiempos de crisis, prudencia y firmeza deben caminar juntas, sin provocaciones.
Conclusión
La suspensión del TPS y la prohibición de visas elevan la presión migratoria haitiana hacia otras naciones especialmente a nuestro país por su cercanía e histórica solidaridad. Debemos prepararnos con ley, orden y humanidad, entendiendo que una población hambrienta y sin oportunidades buscará sobrevivir; como recordó Spinoza, todo ser procura perseverar en su existencia. Actuemos con responsabilidad y cabeza fría.
Por Carlos Mccoy

