NEW YORK.- “El odio como factor de lucha; el odio intransigente al enemigo, que impulsa más allá de las limitaciones naturales del ser humano y lo convierte en una efectiva, violenta, selectiva y fría máquina de matar. Nuestros soldados tienen que ser así; un pueblo sin odio no puede triunfar sobre un enemigo brutal”
- Ernesto Guevara
Cuando se conjugan dos sentimientos antagónicos como el amor y el odio en un solo hombre, de manera tal que se odia al explotador y se ama al explotado, se produce éste combatiente que no puede ser detenido por un ejército, porque su fuerza no está en el fusil con que lucha, sino en los principios justos que sustentan su conducta y existencia.
No pudo ser casualidad que en la fecha natalicia del “Guerrillero heroico” se realizará la más contundente respuesta contra la tiranía opresiva de Trujillo, razones por las cuales el 14 de junio es más que una fecha aniversaria, es más que una efeméride, es un símbolo que plasmó con sangre, la entrega de hombres que “llenos de patriotismo, enamorados de un puro ideal, con su sangre encendieron la llama augusta de la libertad”
Fueron hombres de la misma estirpe que sólo se produce al “encontrar la fórmula para perpetuar en la vida cotidiana esa actitud heroica”, hombres que son el “instrumento de índole moral, fundamentalmente”, para afectar más allá del tiempo al nuevo hombre que aspiramos producir y que tantas veces ha sido malogrado por la oligarquía, el empresariado capitalista y explorador, los militares leales a los más perversos propósitos y por los politiqueros que se han alternado en el poder por los últimos 64 años, amparados en la corrupción, el fraude electoral y la manipulación de las masas ignorantes y engañadas con migajas y no por lo que por derecho les corresponde ni por favoritismos politiqueros.
Ese nuevo hombre que se plasmó en el campamento “Mil Cumbres” y que se consagró el 14 de junio de 1959 en Constanza y 20 del mismo mes en Maimón y Estero Hondo, estaba obligando al dominicano a decidir, que se definía de ahí en adelante quien seria: “político o patriota”.
Poncio Pou Saleta, sobreviviente de la gesta junto a Mayobanex Vargas, Francisco Medardo Germán, Delio Gómez Ochoa y Pablo Mirabal, expresó que “no se puede ser político y patriota, se es político o patriota, no ambas cosas a la vez” y hemos visto como los politiqueros desplazan, anulan y matan a los patriotas, exactamente como lo hizo el tirano con el puñado de valientes patriotas, que en 1959 ofrendaron sus vidas con “su sacrificio” de “valientes que allí cayeron por la libertad”
La reflexión de hoy, en vista del aniversario de la inmolación de la “Raza Inmortal”, demanda una posición definitiva de todos los que componemos esta sociedad, seguiremos siendo borregos de los politiqueros, cuyo antitrujillismo consiste en no permitir que suenen los merengues y discursos del tirano, pero si preservan las leyes y prácticas trujillistas que los enquistan y enriquecen en el poder.
En vista del ejemplo y la sangre derramada, este pueblo debería ser más consciente y más determinado a demostrarle a la clase politiquera, empresarial y oligarca, que el futuro y el destino de esta nación lo determinamos nosotros, no ellos, porque no se puede ser politiquero y patriota a la vez.
Pero ¿Cuándo?
¿Cuándo será eso?
¿Cuándo empezaremos a odiar al intransigente enemigo que nos destruye?
¿Cuándo desplazaremos a los politiqueros y optaremos por propuestas y personas que en verdad sean honestos, patriotas y políticos verdaderos?
Por Tomás Hernández
